miércoles, 11 de abril de 2012

Harry Potter y la piedra filosofal

Hoy me ha dado por releer el primer libro de una de mis sagas favoritas (por no decir mi saga favorita, directamente): Harry Potter y la piedra filosofal


Solo llevo 50 páginas, pero lo estoy leyendo casi con la misma ilusión que cuando lo hice por primera vez. Sin embargo, los cuatro años de carrera pasan factura y no puedo evitar analizar cuanto leo. De momento, debo decir que la traducción de la señora (o señorita, no lo sé) Alicia Dellepiane es aceptable en cuanto a redacción y estilo. Tampoco he encontrado faltas de ortografía y el texto no carece de coherencia ni de cohesión de momento, no está mal.

No recordaba que, en un principio, al desiluminador de Dumbledore (deluminator en inglés) se le llamó "apagador" (put-outer en la versión británica). Seguro que hay más cosas así a lo largo de las 250 páginas que, aproximadamente, tiene el libro. Hace demasiados años que lo leí como para acordarme...

Retomando el tema del mal del traductor, en parte me molesta no ser capaz de leer sin fijarme en la ortografía, la gramática, la sintaxis, la coherencia y la cohesión de lo que leo, especialmente con esta saga. Recuerdo leer los libros de Harry Potter con 12-13 años y disfrutar plenamente de lo que contaban, sin prestar atención a nada que no fuera la historia. En otras palabras, mi mente estaba demasiado ocupada procesando lo que leía y transformándolo en imágenes en mi cabeza. Una amiga suele decirme que, por culpa de este mal del traductor, jamás volveré a disfrutar por completo de un libro. Puede que tenga razón.
(...)
¿A quién quiero engañar? No, no tiene razón, adoro mi enfermedad traductoril xD

En fin, espero terminarlo en un par o tres de días, así que imagino que en breve pondré un comentario más profundo sobre mi lectura/análisis.

Un beso =)

lunes, 2 de abril de 2012

The beginning

Bien, hacía tiempo que quería crear un blog sobre traducción que envolviera todos los aspectos de esta a modo recopilatorio o algo así. En fin, aquí está. 

Para empezar, me parece importante contar por qué comencé a traducir y por qué decidí dedicarle gran parte de mis estudios y convertirlo en mi futura profesión. Bien, es simple: quería saber qué narices decían las canciones de Queen. Tenía unos 10 años cuando empecé a coger el diccionario y buscar cada una de las palabras de las letras de las canciones de Freddy Mercury y demás. Lo cierto era que me frustraba muchísimo no saber qué estaba cantando así que decidí enterarme. Obviamente, al principio la "traducción" era horrible (¿qué esperabais? Tenía 10 años), pero poco a poco fue cobrando lógica y sentido y me di cuenta de que disfrutaba con ello. 

Finalmente, a mediados de mi tercer año en el instituto, hablando con un profesor al que admiraba (y admiro) muchísimo, le comenté mi afición y me incitó a convertirlo en mi futura profesión. Poco a poco fui enseñándole mis traducciones de relatos de Edgar Allan Poe y de letras de canciones y me iba ayudando a mejorar (era corrector de editorial y había trabajado como traductor freelance, así que me iba perfecto). Por desgracia, al terminar bachillerato perdí todo contacto con él, ya que se fue a otro instituto y no volví a hablar con él. Sin embargo, sigo teniéndole muy presente incluso hoy, a tres meses de terminar la carrera de Traducción e Interpretación, por ser la primera persona que realmente me ayudó a ser lo que quería ser. 

En la actualidad, con un par de másteres (odio este plural) en mente y unas ganas enormes de empezar a ser profesionalmente productiva, recuerdo con cariño los consejos de ese profesor y, aunque no tengo pensado seguir la misma vertiente que él en cuanto a la traducción, creo que le estaré agradecida hasta el día en que deje de traducir. 

Y esto es todo por hoy, siento que la primera entrada haya sido algo sentimental, pero me parecía importante señalar que siempre se agradece que alguien te apoye y te empuje a hacer lo que realmente quieres hacer.

Un beso =)